1. El que ama su trabajo
Este es el profesor que todo el mundo espera tener. Llegan todos los días con una enorme sonrisa en la cara y están deseando ayudar a quien puedan. Sólo tienes que mostrar el más mínimo interés por su clase y se enamorará de ti. Prepárate para toneladas de entusiasmo y para que te presionen para que cambies de especialidad a la asignatura que estén enseñando. Sin embargo, hablando en serio, estos profesores son aquellos cuyas enseñanzas recordarás y a los que desearás tener durante el resto de tu estancia en la universidad. Aunque, por desgracia, no lo harás.
2. El que odia su trabajo
A diferencia del profesor anterior, a éste no le hace mucha ilusión tener que venir a clase todos los días. De hecho, siente exactamente lo contrario y desearía estar en cualquier otro sitio, sin duda haciéndote sentir lo mismo. No esperes que te ayuden mucho con los deberes ni que te atiendan en horario de oficina. Lo mejor que puedes hacer es agachar la cabeza y hacer el trabajo lo mejor que puedas sin su ayuda. Lo mejor que puedes esperar es salir de esa clase sin nada más que una nota. Sin pasión, sin entusiasmo, sólo una letra en un boletín de notas. Mantente fuerte y espera que el próximo profesor no sea tan malo.
3. El del monotono
Será mejor que no tengas a este profesor durante las primeras horas de la mañana. Puede que les encante la asignatura que imparten, pero nunca lo sabrías por lo aburrida que es su voz. Puede que incluso te encante la asignatura que imparte, pero en cuanto ese profesor empiece a hablar se apagarán las luces. Sinceramente, puede que ni siquiera merezca la pena ir a esa clase porque vas a estar dormido todo el tiempo. Si vas, lleva mucho café para mantenerte despierto y absorber toda la información posible.
4. El que no tiene corazón
Al poco de llegar al campus, oirás susurrar el nombre de este profesor por los pasillos de los dormitorios, mientras los estudiantes comparan cotilleos y rumores que han oído sobre el profesor cuyo corazón se ha convertido en piedra. Para los estudiantes, aprobar la clase de este profesor es algo así como un rito de iniciación, y cuando termine saldrás con el aspecto de un veterano de guerra canoso que ha visto demasiado. Los exámenes son demasiado difíciles, los deberes llevan demasiado tiempo y este profesor pasa lista. ¿Nuestro consejo? Aguántate y sufre: la mayoría de los que han entrado en esta clase han salido del otro lado, y tú también lo harás.
5. El que es más viejo que la escuela
Estos profesores parecen más viejos que las universidades en las que enseñan, y al igual que el que no tiene corazón, todo el mundo conoce su nombre. Sin embargo, suelen aportar positividad y diversión a un trabajo del que son básicamente incombustibles. El inconveniente es que básicamente han olvidado cómo enseñar, o ya no les importa hacerlo puesto que la jubilación está en el horizonte. Por otro lado, cuentan algunas de las mejores historias y básicamente han perdido todo filtro. Habla con ellos y aprende todo lo que puedas, no sobre la materia que enseñan, sino sobre la vida en general.
6. Al que le gusta la fiesta
Este profesor se lo pasó genial en la universidad y nunca quiso graduarse. Entonces, ¿qué hicieron? Decidieron redoblar la apuesta y volver para poder mantener la fiesta el mayor tiempo posible. Los verás en los bares mucho más que en clase, aunque su deseo de ser aceptados por un grupo de jóvenes de 18-22 años puede resultar un poco desagradable. Sugiéreles ir a clase a su abrevadero favorito e invítales a su bebida favorita. Te dirán que no obtendrás ningún crédito extra por ello, pero la realidad es que sí.
7. El que apenas habla inglés
La brillantez se encuentra en todo el mundo, de eso no hay duda. Por desgracia, es difícil entender esa brillantez cuando la persona que la expresa habla con un acento que ni siquiera un intérprete de la ONU podría comprender. Una vez más, no estamos criticando a los extranjeros, sólo decimos que nos encantaría saber lo que dicen, y hablar el mismo idioma nos ayudaría mucho.
8. La persona de la que estás enamorado
La clase de este profesor siempre está llena, a pesar de que la mayoría de los alumnos no tienen una especialidad que se acerque ni remotamente a lo que está enseñando. ¿Cómo es posible? Cuando asistas a su clase y eches un vistazo a su cara/ojos/cuerpo, lo entenderás. Buena suerte intentando aprender algo con esa aura maravillosa que tienen, aunque al menos no tendrás que preocuparte de quedarte dormido durante sus clases.